sábado, 19 de junio de 2010

Cada uno en su casa….

….y Dios en la de todos. Este popular dicho castellano ilustra a la perfección mi opinión acerca del proyecto de Sevilla Global “Parque Empresarial Arte Sacro”.

En primer lugar, porque cuando coexisten en el mismo espacio talleres o estudios (vamos a centrarnos en la artesanía y el arte) cuyos productos son iguales, o medianamente parecidos, llega un momento en que terminan por destrozarse el mercado unos a otros, ya que se fomenta la competencia desleal, puesto que el cliente puede visitar en muy poco espacio de tiempo una multitud de empresas que se dedican a la misma actividad, con lo que se le brinda la oportunidad de manipular al artista o artesano para que rebaje sus precios. Es el caso de las calles Alfarería y Antillano Campos en Triana.

Esta forma de hacer negocio me recuerda muchísimo a los zocos y los mercadillos, pero incluso éstos tienen un acuerdo tácito (o incluso expreso) entre todos los puestos, cosa que no ocurre en el mundo de la cerámica artística.

Bajo mi punto de vista, el hecho de estar muchos ceramistas concentrados en tan poco espacio (apenas dos calles colindantes) es una de las razones que han llevado al gremio a casi desaparecer. Otra de las razones es la aparición de pequeños talleres nuevos que, bien por una mala gestión empresarial y una mala política de precios, bien por humildad al estar empezando (aún no tengo muy claro cuál es la verdadera razón) han minusvalorado su trabajo y han obligado a los talleres a bajar sus precios. Consecuencia: los pequeños talleres que estaban empezando y pusieron precios bajos terminaron por cerrar, pues no podían hacer frente a sus propios gastos; los talleres que han podido sobrevivir han bajado muchísimo su calidad, con lo que posiblemente también terminen por perder clientes y cerrar el negocio.

Y es que los artistas y artesanos necesitan asesoramiento empresarial porque, no nos engañemos, los artistas también tienen que hacer rentables sus negocios, por muy románticos que puedan ser éstos. No hay que caer en la tentación de pensar que las valoraciones cuantitativas son incompatibles con la esencia de las actividades y creaciones artísticas o artesanales. Las personas que basan su economía en una actividad artística o artesanal son EMPRESARIOS, aunque muchos no quieran verlo así, y el objetivo último de toda empresa es la RENTABILIDAD. Esto no significa que la naturaleza o el carácter romántico de este tipo de empresas quede en segundo plano, todo lo contrario, el valor artístico del producto es el que le proporciona precisamente un valor económico determinado.

Cuando tuve las primeras noticias del proyecto “Parque empresarial Arte Sacro” pensé que podía aportar algo positivo al sector económico dedicado al mundo de las Hermandades y Cofradías, mediante la formación y el asesoramiento empresarial que tanto necesitan los empresarios de este sector, al ser Sevilla Global (la empresa municipal promotora del proyecto) la Agencia de Promoción Económica del Ayuntamiento de Sevilla, adscrita a su delegación de Economía y Empleo. Sin embargo, una vez que fui ahondando en el tema y asistiendo a las reuniones informativas que se iban planteando, me di cuenta de la falta de claridad y planificación de aspectos importantes del proyecto. Pienso ahora que el objetivo de Sevilla Global no era ayudar a los artesanos y artistas, sino que esto era una consecuencia colateral a su objetivo principal: eliminar la economía sumergida que rodea el sector. Está bien que se promueva la legalización de los talleres y profesionales, pero debe haber algo más. La industria del Arte Sacro tiene una especial trascendencia en la economía de Sevilla, y podría tener mucha más si estas empresas tuvieran un asesoramiento adecuado a la hora de planificar su actividad empresarial, así como a la hora de establecer sus precios, teniendo en cuenta sus gastos y, lo más importante, la aportación de cada artista en tiempo de trabajo.

Para mi desilusión, la formación empresarial no era una de las prioridades del proyecto. Tampoco lo eran las ayudas al primer establecimiento de este tipo de empresas. Los precios ofertados en un principio iban incrementándose poco a poco, debiendo sumarse, además, los gastos de comunidad derivados de los servicios privados que debían ser contratados, ya que no iban a ser proporcionados por el Ayuntamiento. En fin, un despropósito para los pequeños talleres y artistas que casi no producen ingresos suficientes para mantener su negocio, de manera que, al final, seguían siendo las empresas grandes que, en la mayoría de los casos, ni siquiera se pueden considerar artesanales, las que se podían ver beneficiadas, consiguiendo una especie de monopolio en el sector, gracias a la concentración de empresas que ya mencioné anteriormente.

En conclusión, pienso que el proyecto no ha sido todo lo beneficioso que cabía esperar para los artistas y artesanos que se dedican al Arte Sacro y, por fin, éstos se han dado cuenta. El abandono masivo del proyecto, por parte de los artesanos, ha sido la bofetada que el Ayuntamiento de Sevilla necesitaba para reaccionar….¿lo hará?

1 comentario:

  1. Muy interesante, acertado y prudente en tus comentarios, ya que el tema del ayuntamiento es de verguenza

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